Después de mucho tiempo sin poder escribir nada aquí, leer, incluso ahora sin poder conectarme a Internet (lo hago desde el ordenador de mi novio) quería dejar plasmada mi impresión sobre mi primer libro de Paul Auster.
Para mí era un autor casi desconocido, de oírlo en la tele, pero más bien lo relacionaba con guiones de pelis etc, no pensaba que tuviera ni tanta repercusión ni tantas novelas escritas. Tengo que decir que el libro me ha gustado mucho, que volveré a leer algo de este autor y que entiendo que sea tan famoso porque su narrativa es maravillosa.
La historia empieza con Jim Nashe, un bombero que ha heredado un dinerito de su desconocido padre y que decide abandonar toda su aburrida vida para hacer lo que realmente le gusta: irse a la carretera y vagar por ella. Sin rumbo definido, sólo disfrutar de todo lo que le apetezca sin dar cuentas a nadie. Su vida transcurre así, gastándose el dinero en lo que quiere, viajando sin parar, hasta que llega el momento en el que se da cuenta que no le va a durar para siempre el dinero y que esto le va a acarrear tener que volver a la vida que no quería, la de antes.
En esto que conoce a Pozzi, un joven al que le han pegado una paliza enorme y que es un experto en jugar a póquer, al cual ayuda a restablecerse después de la pelea. El azar entonces quiere que Nashe juegue sus últimos ahorros en una partida con unos viejos ricachones que tienen una casa más parecida a una prisión que otra cosa, y que les hará cambiar sus vidas para siempre.
La verdad que el principio de la novela está bien pero es más bien situacional, no es lo que a mi particularmente me enganchó, pero justo cuando tienen esa timba es cuando se pone interesante y cuando no os debo contar nada más; vosotros lo tenéis que descubrir leyéndola.
Nota: 8
Lo mejor: La parte final del libro que a parte de ser exasperante, una locura e inesperada, para mí es la mejor. Además, la forma que he visto que Auster tiene de contarte la historia, cómo analiza a los personajes. Genial.
Lo peor: El sentirme identificada con Nashe y Pozzi en un momento de la novela donde me sentía igual de atrapada y ahogada que ellos.
Vero.
Vero.
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