lunes, 30 de agosto de 2010

The Homecoming- Harold Pinter


¡Y otra ronda de teatro antinaturalista! Si Caryl Churchill o Mark Ravenhill no son tan conocidos a nivel internacional, Harold Pinter sí que lo es y es que a parte de haber ganado el Premio Nobel de Literatura fue actor, director, productor, guionista, estuvo muy metido en la política... vaya, que fue una persona que marcó mucho en la sociedad de los años 60. 
En sus obras exploraba el absurdo y la parte más sombría del ser humano, muchas de sus obras se centran en la política y la represión, las relaciones de poder y de su uso. En el caso de The Homecoming (creo que lo tradujeron como Regreso al hogar) Pinter logra que nos sobresaltemos con el tipo de familia que nos presenta, con sus comportamientos entre ellos y la confrontación que puede llegar a existir dentro del hogar.
La obra se divide en dos actos. En el primero se introduce a la familia londinense que está formada por el patriarca, Max, sus hijos Lenny y Joey y el tío Sam. Otro de los hijos, Teddy, vuelve de América donde trabaja como profesor y vive con su mujer y sus hijos. El tema de la obra es este: la vuelta al hogar para que su familia conozca a su mujer y lo que implica este retorno.
Y es aquí donde Pinter juega con los diálogos, los silencios, las ausencias... en la casa de Max quien manda es él y cuando Ruth llega todo se trastoca. Empieza una lucha de poder en la que Teddy es quien menos tiene que decir ya que Ruth jugará con sus hermanos para ganarse su puesto en casa y ser aceptada no solo como el objeto que todos la creen si no como una persona con deseos, que sabe lo que quiere y cómo hacer para conseguirlo.
La obra se lee en una tarde y está muy bien si te gusta este tipo de teatro, pero os recomiendo que veáis el DVD si lo encontráis porque han sabido llevarlo muy bien a escena y lo actores están genial. 
Nota: 7
Lo mejor: En este caso lo más atractivo de la obra ha sido el personaje de Ruth ya que al ser una mujer podría aceptar su posición en la familia pero decide transgredirla a pesar de las consecuencias.
Lo peor: Para este tipo de obras me gusta leer a la vez un estudio o artículos sobre ella porque si no el concepto lo sueles coger pero se te escapan infinidad de cosas. Por eso lo peor es no leerla teniendo un apoyo, como yo lo hice la primera vez.

10 aportaciones valiosas:

Goizeder Lamariano Martín dijo...

Como ya he comentado alguna vez, no me gusta leer teatro, lo mismo me ocurre con la poesía. Son dos géneros que no toco desde el instituto o la universidad. Pero con tus entradas a este paso vas a conseguir picarme la curiosidad y que vuelva a leer teatro. Besos.

Cuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com

Vero dijo...

Al final voy a conseguir que alguien lea teatro jijiji
A mí la poesía me cuesta bastante, pero es depende del momento.

Besos guapa,

Isi dijo...

Jeje Vero, yo aún no sé si lo leeré o no (el teatro, digo), pero bueno, por lo menos si me decido ya sé por donde empezar: vendría a pedirte consejo ;)

Vero dijo...

Isi, tampoco te pienses que he leído tanto, casi todas han sido "impuestas" por la carrera, pero entre las que leí en bachillerato y las de la carrera me picó el gusanillo.
Besotes guapa.

Carol dijo...

Lo tengo por casa, y si ya tenía ganas de leer ésta obra, me han entrado aún más con tu reseña. A ver si encuentro un hueco entre la pila de libros que tengo y me pongo a ello. Me encantaría que trajeran la obra a Madrid!

Vero dijo...

Carol, pues si tienes un huequín se lee en nada, en serio (te lo dice una lenta). A mí también me gustaría verla en el teatro!

María dijo...

La verdad que yo tampoco leo mucho teatro y cuando lo hago suele ser clásico.

Aún así me apunto la reseña.
Besos!

Vero dijo...

María, y qué obras de teatro clásico recomiendas?

Gracia por comentar!

Lola Mariné dijo...

Tenemos poco hábito de leer teatro, y la verdad es que es fácil y ameno.
¡Qué recuerdos de mis tiempos de teatrera!
Besos guapa.

Vero dijo...

Sí, Lola, que sé que tú le dabas a la actuación :)
Te tienes que poner de nuevo que seguro que te gusta.

Besotes