martes, 9 de abril de 2013

Descanse en paz

Descubrí a este gran ser humano y escritor gracias a mi -ya también fallecida- profesora de lengua castellana en Bachillerato. Ella era una gran seguidora de José Luis Sampedro y yo estaba iniciando mi andadura en la lectura, no tenía los gustos muy definidos, pero Rosa me aseguró que La sonrisa etrusca me encantaría.
Acertó de pleno, claro está. En este libro descubrí un autor con una sensibilidad patente y ya después, al investigar su trayectoria vi que era más conocido por ser economista y humanista. Desde entonces he leído otras obras suyas, no todas literarias, y ha sido todo un lujo ver la lucidez y sensatez que transmitían sus palabras. Qué suerte hemos tenido al escucharle durante tantos años.
Para mí se va no sólo un gran escritor si no una gran persona. Que descanse en paz y que cunda su ejemplo.